21 – 11 – 23



Sturzenegger me recuerda la cara y la pelada de un oficial médico de la Armada que a mediados de 1976 nos contaba las nuevas y buenas medidas que tomaba Martínez de Hoz. La misma tranquilidad aparente del rostro del que se las sabe todas como aquel oficial médico que astutamente no hacía alharacas y se fumaba un pucho con la mersa. No hay otro camino. Sentido común que lo atraviesa a uno como quien no quiere la cosa.

Hoy juega la selección contra Brasil.

Es el segundo día luego de las elecciones que ganó el personaje irreal. No hay grandes festejos en Buenos Aires, igual que ayer. Parece que los fachos son de poco celebrar.

He visto en los portales de los diarios del martes prevalecer la calva de Sturzenegger, el que años atrás aconsejaba presentar en las cámaras 20 proyectos mortíferos e impopulares. Con que saliera uno o dos se daba por satisfecho, los demás saldrán después, decía. Sturzenegger, el que parece que va a ser ministro de economía y la selección que juega esta noche, consuelo para el cansancio y la pesadumbre. 

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