03 – 12 – 23

Excursión a La Plata, /La Plata / ciudad de Eva Perón / por cinco peronistas…/ al cumpleaños de un sobrino al que vi nacer hace 49 años. Hablamos, lo largo del viaje y un poco más, del balotaje y cómo pudo ser, etc. La conductora nos contó que el presidente electo, según un libro titulado El loco, concurría a sesiones de espiritismo en pos de comunicarse con su perro fenecido. Como pecamos de incrédulos solicitamos más información ante lo cual se nos adujo que el autor del libro era un excelente investigador y que había recurrido al testimonio de compañeros de la escuela secundaria del biografiado. Entonces recién ahora descubro que a este individuo, más que con Trump o Bolsonaro, se lo debiera asociar con López Rega. Pienso en el brujo y no tiemblo porque en lo esencial ya no comparto el mismo espacio que los de aquí como para arrugar frente a este tipo de eventualidades. En cierto modo siento alivio – habrá palos – con la ilusión de que el peluca no va a… no puede durar.

Llegamos a una casa típica de clase media baja de un barrio platense, a un asado exquisito, a un excelente sobrino asador, a una reunión tibia con una redescubierta familia extendida y a un vino abundante. Anticipo de una noche no tan tormentosa como acerba para mí, siempre en desventaja respecto a los demás en asuntos digestivos. Es que los otros no beben tanto, me parece.

Los postres merecen oraciones aparte. Ignoro su contenido pero sabían dulcísimos, olímpicos. Dos tortas colosales de ninguna de las cuales no solo no me privé sino que recibí porciones tamaño allende lo opíparo.

De regreso, pese a las precauciones – Pantoprazol 40mg previo a la partida, la cucharada de bicarbonato apenas en casa y los chicles Adams antes de acostarme – la bilis presentó el anunciado combate y aunque me mantuve en defensiva agónica por un par de horas al final prevalecí, lo que quiere decir que aquí ando, vivito y coleando, aunque algo madreado diría un mexicano, pero listo para la próxima conflagración.