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19 – 01 – 13

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Alivio del alma de vuelta en casa. Un tristeza tenue y gris, como cuando culmina algo arduo pero emocionante, se me posa en el medio del estómago. Hogar.  

18 - 12 - 23

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Salí al mediodía de Buenos Aires a New York. No llegué a tiempo al vuelo para Toronto. Delta me paga un hotelucho de mala muerte cerca del JFK. Duermo bien, aunque poco y ni noto haberme hospedado en la gran manzana. Mejor no digo nada respecto a malas suertes y viajes. Más bien echo la culpa a malas condiciones generales para cualquier clase de viajeros en los días que corren. Calculo que no volveré a volar por Delta, aerolínea ordinaria e ineficiente ni pisaré de nuevo Estados Unidos en tránsito hacia ningún lado. Yanquis agrandados, feos e imbéciles.

17 - 01 - 23

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Me despiertan ruidos de tormenta y terremotos a las tres de la mañana y no se deben a las medidas del nuevo presidente. Ocurre algo parecido a un huracán. Pido ayuda divina y me arrepiento al instante. No es justo, con todas las puteadas que le echo. Me cuesta dormirme de nuevo. Me despierto recién a las nueve para justo escuchar la nota de Verbitsky de El Cohete a la Luna . ¿Para eso vine a la Argentina? Si al Perro lo puedo escuchar en cualquier lado. Estamos globalizados y lo mismo da hallarse donde sea. En mi caso a partir de mañana al mediodía convenientemente a resguardo de los embates y arremetidas del presidente argentino; fucking asshole . Preparo la valija y llamo al remís del barrio que, espero, no sea el mismo conspiracionista del jueves pasado. Si es él, tendré que inventarme alguna historia. A la tarde me informan desde Toronto que mi vuelo de regreso se ha cancelado. Puta madre. Salgo mañana, hopefully . Debe haber sido por el temporal. Una buena: en la tele mues

16 - 01 - 23

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Cuento la guita en pesos que me queda. Cuando vuelva, si vuelvo, no valdrá un sorete, por lo cual necesito gastarla. Antes de ir a Hernández, había visto en Losada, Argirópolis y El juguete rabioso en oferta, así que ahí me fui a adquirirlos. Agregué El amor brujo y Comentarios de Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Naufragios , editado por Fontamara, me pareció muy bien un montón de años atrás, por lo que agenciarme la segunda y última de sus obras era lo lógico. Otra vez, satisfecho. Noto también que he comprado mucho menos libros que en años anteriores. Quizá esté madurando. A la tarde trato de mirar por la tele la final entre Platense y Rosario Central; deseé de todo corazón que ganara Central solo para que Palermo no presionase las elecciones en Boca en favor del gato. Con más pasión que con Argentino en Mendoza, se me dio. Ganó Central. Como no me banco partidos enteros traté de seguir adelante con Los montoneros del centro pero no avancé mucho. Todavía no llegué ni a la mitad. Me al

15 - 12 - 23

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En la mañana escribí, según mi estimación, la última carta institucional de recomendación de mi carrera como profesor universitario. Luego me fui a Hernández a comprar libros de María Moreno, María Teresa Andruetto y Gabriela Cabezón Cámara que juzgué imprescindibles. No es que los tuve que comprar ni nadie me los regaló: los elegí; gran satisfacción. Pienso en el subte de vuelta que la única actividad cultural o similar que hice en el mes fue asistir a la presentación del libro de Pacheco, con la presencia de Eduardo Rinesi, en la que mi pareja y yo fuimos los únicos espectadores. Poco, muy poco, aunque mejor no lamentarse y planear mejor la próxima visita. Como aconsejaba el Negro Ábalo, es cuestión de organización.

14 – 12 – 13

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Como la realeza no viajamos juntos. Nos tomamos un remís del barrio de Caballito a Ezeiza. El conductor, un antivacunas, medio cana, guardavidas y adscripto a teorías de la conspiración que seguro que votó al nuevo presidente. Sin embargo tuvo la prudencia de no decirlo. Como le tuvimos miedo le dimos poca información y el tipo terminó deseándonos buen viaje a los dos, cuando la que viajaba era solo mi pareja. No quería decirle que yo iba a necesitar el servicio de nuevo el domingo. Ya me las arreglaré. Además quería volverme en micro para ahorrar unos pesos y mirar un poco Buenos Aires sin que nadie me dé conversación. Pagué con la Sube y el viaje junto a secos y miserables que no pueden o no quieren gastar hasta Plaza de Mayo duró una hora. Lamenté que la mayoría de los barrios que atravesamos no tuvieran carteles indicadores de cómo se llamaban. Recién me percaté de algún lugar conocido cuando llegamos a Constitución y después encaramos por la 9 de julio. El micro andaba desbocado

13 - 12 - 23

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El sueño de Linda Hamilton continúa. La gente en el subte y la calle en general se mantienen como si no hubiese pasado mucho. Nadie festeja; nadie reclama. El silencio abruma. Los que se oponen al nuevo presidente auguran tempestades. Nada en el ambiente, sin embargo, predice que la que se viene va a ser catastrófica. Para que en algo influyan las protestas tienen que ser masivas, dijo el Perro Verbitsky. No se sabe cuán grandes o pequeñas serán sino es por arte de adivinación, por estadísticas históricas o por tratar de interpretar el ánimo de la población. Las tres, imprecisas. Y estos hijos de puta las estudian todas, nos tienen medidos. Va a ser difícil. Cena de despedidas con los más íntimos. Esta parte de la familia dice que se las puede bancar. Quién sabe. Aunque se la banquen inquieren con poco convencimiento sobre posibilidades laborales en Canadá.

12 - 12 - 23

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Escuchamos en vivo y en directo al ministro de Economía, un turro que había llevado a cabo catástrofes en el gobierno del gato, ahora, cubierto, da un speech pregrabado para que no lo jodan. Ajeno, al presidente no se lo visualiza. Andará con su hermana tratando de comunicarse con perros muertos en su suite del Hotel Libertador. En todo caso que después le echen la culpa al fusible que puso o le pusieron en Economía. Uno de los tantos sobrinos de mi pareja, un actor que vive como puede de la comedia, se agarra la cabeza. Nosotros miramos para otro lado para no avergonzarlo. Prevalece la imagen de Terminator I que sueña recurrentemente Linda Hamilton cuando empiezan a explotar bombas atómicas en el Día del Juicio, un silencio que aturde, una luminosidad inmensa y después el fuego que lo devora todo. Iba a decir, “este va a durar lo que un pelado en la nieve”, pero no estoy convencido. De nuevo, me siento culpable de tener la opción de poder rajar, aunque esta vez sea a mi otro hogar.

11 - 12 - 23

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Mañana Regreso a Buenos Aires. Aerolíneas nos pone en primera, quien sabe si por equivocación o para repararnos por el disgusto de la valija. No preguntamos ni le hace la diferencia a no ser por un poco más de espacio. De todos modos se aprecia el gesto. Tarde A ritmo febril nos vamos al Favaloro para recoger los resultados del miércoles 6 del corriente y ver de conseguir un turno de “devolución”, según le llaman, para esta semana, antes de volver al gran norte. Misión imposible pero conseguimos el turno para el mismo día, unos 15 minutos más tarde. Médico joven que no me indica casi nada nuevo, salvo que el dolor en el pecho puede provenir de que una lesión en la arteria que tenía se haya trasladado a algún otro lado. Cuidarse de fritangas, hacer ejercicio y lugares comunes semejantes. Lo haré cuando llegue a Canadá, en pocos días. Sigo pensando que fue un afano. En el microcentro más compras de regalos para la gente nuestra. Ahora no solo somos lo que compramos sino lo que re

10 - 12 - 23

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En la mañana vimos ex compañeros de peso que no conocíamos del todo y ellos tampoco mucho de nosotros, pero a los que les habíamos llevado cosas que les mandaron compañeras de Buenos Aires. Vimos con ellos, con el tele en mute y de reojo, la asunción del nuevo presidente. No lo teníamos planeado porque pensábamos para qué amargarse. Pero los compañeros, mientras nos convidaban un desayuno en el que se destacaban alfajorcitos de maicena, tenían la tele prendida y ningunas ganas de apagarla. Coincidimos en que lo que se venía era bravo, aunque diferimos en la culpas del ahora expresidente y de la ahora exvicepresidenta, entre otras pequeñas e incómodas cosas. Me regalaron el libro La otra historia de Rodolfo Cirilo Perdía. Y unas cuantas botellas de vino que ellos mismos elaboraron con uvas de su finca en San Rafael. Tarde Después de muchos años volví a la cancha. Jugaba Argentino, club de mis amores, por la final del campeonato mendocino, que ganó. No pude sentir el fervor de la in

09 - 12 - 23

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Al tercer día, la luz. Me traen la valija, intacta pese al traqueteo. De puro resignado no me quiero cambiar los pantalones que ya pueden caminar solos de mugre. Compramos regalos mendocinos para nuestra gente de Canadá y los conocidos de Buenos Aires. El viaje de cinco días se justifica por los regalos: vino fino, vino patero, dulce de alcayota, alfajores de la zona, etc. Somos lo que compramos. Hemos cumplido. Tarde noche Amigos de amigos y familiares, pudientes y cordiales, nos invitan a un asado en Chacras de Coria. El camino, arduo y polvoriento porque están renovando la ruta, tarea monumental que según quien nos conduce la encara el gobierno provincial sin guita de la Nación; declaración honesta pero que suena insostenible. Se nota a las claras que el conductor simpatiza con la autoridades gubernamentales y seguro que sospecha que nosotros no. Pero el conductor es amable y generoso, radicalmente distinto de la vieja (que debía ser menor que yo) de la mercería sobre la calle Gener

08 – 12 – 23

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  Otra de las chicas simpáticas de Aerolíneas me cuenta que han localizado mi valija en Buenos Aires, que apenas llegue a Mendoza me avisan. Compro pantalones. El centro, por calle Las Heras, estallado; apenas podemos caminar. La gente un tanto impaciente, casi agresiva, falta de roce, bah, como siempre. Toda Mendoza ha salido a comprar, pienso. Me dicen que son chilenos porque sale barato cruzar la cordillera. Que los de acá no consumen. Naah. Necesito hilo y agujas. Un flash de realismo mágico en pleno centro mendocino, en General Paz entre Santa Martín y 9 de julio, del lado izquierdo viniendo desde San Martín, a mitad de cuadra: se ha formado una cola de por lo menos diez personas que esperan para entrar en una pinche mercería. ¿Mercería? Serán las ofertas de botones y dedales que por ahí la semana que viene empiezan a escasear. La vieja que atiende, una reaccionaria de la primera hora, odiadora del país y de su gente, gorila. Con ínfulas de viajada y alguna educación. Una pi

07 - 12 - 23

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Una chica amable de Aerolíneas me informa que la valija ha de llegar en cuestión de un par de horas. Un tercerizado por Aerolíneas me trae una mochila negra y vieja que no es mía. Toda la mañana viendo deplorables películas de Netflix para que me vengan con esta fucking y ajena mochila. Nadie sabe nada y uno está a favor de Aerolíneas, no quiere (uno) que el presidente electo la privatice. Por qué no le pasa esto a Flybondi. ¡Viva Aerolíneas Argentinas, carajo! Hay que salir a la tierra del sol a obtener provisiones, calzoncillos y medias. No hay mucha opción horaria porque los comprovincianos mendocinos gustan de dormir la siesta. Después de la dos el centro permanece blindado. Entonces compramos en Carrefour. Más películas intolerables de Netflix, pero al menos calzoncillos a estrenar. La mayoría de gente que debíamos visitar tendrá que esperar hasta el próximo año, si es que venimos. Noche grata de visita a la familia.  

06 - 12 - 23

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Chequeo general, un afano con gente afable que se relaciona con vos on a first name basis , somos todos lo mismo, cliente en lugar de paciente, como si hubiéramos dormido juntos, etc. Menos de dos horas, desayuno austero en Vittorio, esquina de Sáenz Peña e Hipólito Yrigoyen; en otra mesa el pintor Daniel Santoro junto a Artemio López o alguien parecido y dos más. Los que reconocí, igual de efusivos que cuando aparecen en TV. A López, si es que era él, se lo veía más viejo. Por fin, esta tarde a Mendoza. Arribo a la provincia sin mi valija, perdida.   

05 - 12 - 23

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Mañana No sé si debiera hacer un plan de visitas en Mendoza o no hacer nada y quedar mal con todo el mundo. Hasta ahora soy de la tesitura de dejar que el viento me conduzca donde mejor le parezca. Falta todavía. Haremos cornudos trámites hoy y después yo tranquilo, en casa, trataré de avanzar con Montoneros del centro , al que todavía, no por su falta, no le pesco el gustito. Debo abstraerme del pensamiento negativo de que esta lectura es una monumental pérdida de tiempo. Ya veo con reticencia que si no es el último libro que leo este año le pasará cerca. No muy alentador, pero en fin, ha sido un año mediocre por decir lo menos. Tarde En el subte A camino a casa, luego de alienantes interregnos por un par de bancos y un lomo a la mostaza en el London City de Avenida de Mayo junto a Cortázar, se nos sentó en la fila de enfrente una mujer atractiva de unos 50 años que no paró de hablar hasta la estación Castro Barros, donde bajó. Era de tez blanca, pelo largo lacio y entrecano, ojos cla

04 – 12 – 23

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Eso de que el nuevo gobierno no va a durar es relativo, diría el Negro Ábalo si viviera. Depende de la resistencia, chocolate por la noticia. Si se le enfrentan, si se desarrolla un plan de lucha sólido, si las protestas son masivas y activas, si la represión se torna furibunda, durará poco. Si la resistencia es fragmentaria y limitada a troskos, piqueteros y un par más habrá que esperar cuatro años y si acaso y de chiripa ganar con un frente democrático las próximas elecciones. De los palos, Tiempo Argentino y Página han reportado incidentes alarmantes contra diversidades sexuales que no creo que se generalicen porque esa conducta no resultaría conveniente a la imagen del gobierno entrante; colaboraría a que dure menos. Si el pelucón se torna más fascista que neoliberal el escenario violento parece más cercano. No estoy seguro si sería del todo inédito en la región (¿Perú?); tal vez sí sería novedosa la violencia para los 40 años desde el retorno a la democracia. Compañeras acercan

03 – 12 – 23

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Excursión a La Plata, /La Plata / ciudad de Eva Perón / por cinco peronistas…/ al cumpleaños de un sobrino al que vi nacer hace 49 años. Hablamos, lo largo del viaje y un poco más, del balotaje y cómo pudo ser, etc. La conductora nos contó que el presidente electo, según un libro titulado El loco , concurría a sesiones de espiritismo en pos de comunicarse con su perro fenecido. Como pecamos de incrédulos solicitamos más información ante lo cual se nos adujo que el autor del libro era un excelente investigador y que había recurrido al testimonio de compañeros de la escuela secundaria del biografiado. Entonces recién ahora descubro que a este individuo, más que con Trump o Bolsonaro, se lo debiera asociar con López Rega. Pienso en el brujo y no tiemblo porque en lo esencial ya no comparto el mismo espacio que los de aquí como para arrugar frente a este tipo de eventualidades. En cierto modo siento alivio – habrá palos – con la ilusión de que el peluca no va a… no puede durar. Llegamos

02 - 12 - 23

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De mañanita leí un artículo en El Dipló de Pablo Semán, curioso y preciso: “Cómo leer la novedad de M… sin exotizarla”. El título me molesta y no simpatizo con la persona pública que este autor comparte en Facebook . Tampoco con la de quien presumo es su hermano, Ernesto. De este último leí Breve historia del antipopulismo (2021), un estudio liberal no tan breve del antipopulismo. El libro sobresalta, instruye y por (varios) momentos indigna. Ya hablaré de la obra de Ernesto cuando encuentre el tiempo. Los posteos de Pablo en las redes sociales son agresivos. Enfatizan más en lo que dice que en cómo lo dice. Estos hermanos, si es que los son, pertenecen al plantel de la editorial Siglo XXI que desde hace años da la impresión de haberse enrolado en un liberalismo de izquierda con suaves matices de no asumido gorilaje. Lo me quedó del artículo fue la creación del neologismo “mejorista” para referirse a los votantes reales y potenciales del presidente electo, pero que también pululan en

01 - 12 - 23

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  Hay una tal Mondino que será canciller y que se la pasa amenazando con que ya vamos a ver, no solo nosotros los malos sino los BRICS, los industriales, los peróneos diversos y la chancha y los veinte, cuando ellos asuman el 10 del corriente. Nosotros tenemos invitados esta noche así que se declara zafarrancho de combate en el departamento. No hay lugar para lecturas ni visionados. Salir, pero adónde, es up to me . No puedo ser tan hideputa. No salimos, limpiamos, cocinamos. Invertimos el día en agasajar la patria que es el otro, nuestros invitados, gente buena, conocida de otros tiempos en que la militancia no existía y la ocasión era solo la amistad. No necesitamos indagar asociaciones o filiaciones.

30 – 11 – 23

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  Fuimos de compras por Flores. Además de las necesidades gastamos más de 20.000 pesos en golosinas. Regalos y antojos. La chica que viene a limpiar nos cobra 10.000 y está más de cinco horas los viernes. Hay que gastar pesos porque no valen nada y valdrán menos aún, muy pronto. Visitamos a una pintora pariente que vive en Recoleta. Como nosotros, no gusta del irreal ganancioso del balotaje. Tuvimos un amistoso desacuerdo respecto a Cuba, nada trascendente. En tiempos pasados la hubiera mandado a la concha de su madre. Nada de esos enojos servirían ahora porque vivimos épocas en que debemos contenemos ya que como advirtió el que te dije aquel lejano primero de mayo del 74, vienen “días difíciles”. Asombra la simplicidad de personas educadas, artistas, profesores, gente así. Personas unidimensionales que no entienden de coyunturas. Volvimos en un micro ya frecuentado, el 132. Como era de noche, en dos patadas estuvimos en casa. Todavía pienso que tienen un largo camino por delante –

29 – 11 – 23

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Día casi en blanco. Deseo beber vino o cerveza. Si lo hago, la cago. Empecé a leer el libro que compré en Hernández. Nada para reportar; veamos si me engancha más adelante. Otra vez: pobre escriba. Él no tiene la culpa de que a mí ahora no me cope engancharme en el tipo de investigación que él encaró con tanto esmero y papel. Hallé que es diferente leer el Página en línea que en papel. Prestás mucha más atención al papel. La lectura en línea es vaga, descuidada, desvanecida, indistinta. Gracias al papel me enteré de la Feria del Libro Anticuario en el antiguo Palacio de La Prensa, en Avenida de Mayo. Allá iré. Mañana. O pasado A la tardecita fui a caminar para sacudir la resaca, desde Puán hasta un poco más al este de Parque Rivadavia. Caminé con ganas y estuve a unos 900 pasos de los 10.000 que se me requería. Buen trabajo, me alentó desde la muñeca el compañero reloj fabricado por Apple. Cuando volvía encontré otra singularidad actual de los habitantes de esta comarca. Mientras espe

28 – 11 – 23

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Para olvidarme de José María Rosa compré en Hernández Los montoneros del centro (2022) de Javier Salcedo, el tercero en prioridad de los que tenía en lista. Como buen boludo me arrepentí enseguida. Un montón de páginas, farragoso, pobre escriba, ya no estoy para estos trotes. Me atendió un gordito viejo, de un malhumor que rozaba la grosería. Me comunicó que la otra Hernández cerró durante la pandemia. La que queda es enorme. Estuve solo buena parte de la hora que pasé ahí chusmeando mesas. Es que no hay guita. Hizo un calor kind of hellish como para caminar. Sin embargo, good sport , caminé un montón. Para no insolarme busqué sin suerte gorras clásicas, chatas, por medio microcentro. Lo que había a rolete eran gorras de béisbol, señal reveladora de que el mundo cambió para peor y que la tan mentada resistencia argentina se disipó no hace mucho sin que nadie se diese cuenta, en especial yo. En 1979, en Santa Cruz de la Sierra no entendía cómo “gente de bien” – expresión que satura

27 – 11 – 23

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Como el vino fue escaso en lo de la sobrina, una vez en casa le dimos a la cerveza y comimos porquerías riquísimas que me liquidaron. La pareja como si nada, yo en cambio no pude dormir pese al agotamiento. Eso se tradujo en un 27 perdido entre el cansancio, las náuseas y la jaqueca. No poder leer nada consistente, entredormirse fue la regla, padecer acidez, estreñimiento y otras basuras que ocurren cuando uno no se cuida a cierta altura de la vida. Para colmo el domingo anterior ganó el infame y recién ahora uno termina de caer. Detesto más al expresidente que lo corteja. Ojalá se muera pronto. El presidente electo también, y su hermana. Recién a la noche pude leer las primeras páginas del primer tomo de los trece de la Historia argentina de José María Rosa. Me pregunto quién ha de ser el peregrino conciudadano que leerá a José María Rosa hoy. Alcancé a pescar algo de los primeros habitantes de las pampas, un tal hombre de Chapadmalal durante el Cuaternario superior. Rosa dice que

26 – 11 – 23

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Otra excursión en micro esta vez a lo de una sobrina puérpera que nos invitó a su departamento de Almagro para que conozcamos al bebé. El marido nos agasajó con un asado que bordeó lo espectacular. El vino fue escaso pero suficiente. Me sorprendió lo sabroso de la colita de cuadril. No supe si nos preguntaban de los setenta por cortesía o interés. Un consejo cuando te preguntan: no dar una clase de historia. Las anécdotas resultan más conducentes. Qué pasó en Ezeiza; si el viejo nos echó de la plaza, etc. Lo de Rucci fue un crimen. Ojo, que los de ellos ¿ quiénes ? nos daban con todo, se juntaban con la cana para reventarnos, ¿ quiénes ? los de Rucci. Seguro que Rucci le dio a más de uno también. Nos llamaba bolches. Nada de malo con ser bolche. Un orgullo ser bolche. Pero nosotros no éramos. Fue un crimen.

25 – 11 – 23

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Fuimos a la casa de un compañero-familiar en Villa Pueyrredón. Vive en unos monoblocks construidos por Perón. Sus vecinos, gran mayoría, son macristas. Los edificios lucen humildes pero dignos, se mantienen aseados y agradables, gracias a Larreta. Ratifiqué que el peróneo-peróneo es un tipo simple, tranquilo, leal, respetuoso, no-violento y medianamente informado, entre otras cosas. Al lado de él cualquiera se puede fingir gustoso peronista hecho y derecho. Fuimos en micro, pese a lo que dije en una entrada previa. En el viaje de vuelta dos niñas, una joven la otra no tanto, me ofrecieron el asiento. Rotundo, me negué. Me habrán visto cara de viejo. No, de ninguna manera. Ven, sin dudas, las muecas que hago cuando el micro me zamarrea. 

24 – 11 – 23

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Me mandé unos tragos de cava antes de dormir. Tuve ensoñaciones eróticas. Me olvidé de tomar los medicamentos al levantarme. Eso me ha hecho sentir somnoliento todo el 24. Han venido a asear el departamento. Me siento incómodo porque no encuentro dónde poner el cuerpo y ganas de salir no hay. Se va el día. Por lo menos terminé en mi cuarto, luego de que lo limpiaran, ¿La rebeldía se volvió de derecha? de Pablo Stefanoni, un buen libro para instruirse sobre los pensamientos íntimos de las infames multitudes de nuevos adeptos derechosos. No hay que enojarse, sugiere el libro porque si te enojás feo no se piensa bien. No se actúa bien.

23 – 11 – 23

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Trámites inconsecuentes. La gente del subte, saturnina. Mis sueños en vigilia me hacen creer que piensan, uy, miren el cagadón que nos mandamos. No hay a quien putear. Los kirchneristas no dan signos de vida. La izquierda es tan inconsecuente como los trámites que debo hacer. Lo más trascendente del día fue volver al departamento en un micro de suspensión deficiente que no avanzaba nunca y cuando lo hacía, amontonados los unos sobre los otros, nos zamarreaba como el Látigo del parque de diversiones. Tomo la decisión de no volver a subirme a un micro.

22 – 11 – 23

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Debo ver mal el fútbol o no ser un buen argentino porque los brasileños jugaron mejor y merecieron ganar. El mundo está repleto de merecimientos y de ganadores morales que en verdad no existen. No digo más de ayer. Pero como son las nueve menos diez de la mañana todavía no ha pasado mucho. Mientras desayunaba cereal e higos desecados para poder ir mejor al baño escuchaba a una mujer en la radio de las Madres que hablaba de las privatizaciones que se vienen, YPF, Aerolíneas. Inescuchable para los depresivos facilongos. Hay que cambiar de radio. Escuchar algún podcast de libros. “Vidas prestadas”. De filosofía; Žižek. Esperar la tarde – evening – tipo nochecita, a ver qué pasa. No pasó nada. No salí. Solo leí. Para eso me hubiera quedado en Canadá.

21 – 11 – 23

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Sturzenegger me recuerda la cara y la pelada de un oficial médico de la Armada que a mediados de 1976 nos contaba las nuevas y buenas medidas que tomaba Martínez de Hoz. La misma tranquilidad aparente del rostro del que se las sabe todas como aquel oficial médico que astutamente no hacía alharacas y se fumaba un pucho con la mersa. No hay otro camino. Sentido común que lo atraviesa a uno como quien no quiere la cosa. Hoy juega la selección contra Brasil. Es el segundo día luego de las elecciones que ganó el personaje irreal. No hay grandes festejos en Buenos Aires, igual que ayer. Parece que los fachos son de poco celebrar. He visto en los portales de los diarios del martes prevalecer la calva de Sturzenegger, el que años atrás aconsejaba presentar en las cámaras 20 proyectos mortíferos e impopulares. Con que saliera uno o dos se daba por satisfecho, los demás saldrán después, decía. Sturzenegger, el que parece que va a ser ministro de economía y la selección que juega esta noche