11 - 12 - 23
Mañana
Regreso a Buenos Aires. Aerolíneas nos pone en primera,
quien sabe si por equivocación o para repararnos por el disgusto de la valija.
No preguntamos ni le hace la diferencia a no ser por un poco más de espacio. De
todos modos se aprecia el gesto.
Tarde
A ritmo febril nos vamos al Favaloro para recoger los
resultados del miércoles 6 del corriente y ver de conseguir un turno de “devolución”,
según le llaman, para esta semana, antes de volver al gran norte. Misión
imposible pero conseguimos el turno para el mismo día, unos 15 minutos más
tarde. Médico joven que no me indica casi nada nuevo, salvo que el dolor en el
pecho puede provenir de que una lesión en la arteria que tenía se haya
trasladado a algún otro lado. Cuidarse de fritangas, hacer ejercicio y lugares
comunes semejantes. Lo haré cuando llegue a Canadá, en pocos días. Sigo
pensando que fue un afano.
En el microcentro más compras de regalos para la gente
nuestra. Ahora no solo somos lo que compramos sino lo que regalamos.
Los camaradas del amplio Centro de la Cooperación
tienen su local semi abandonado, a excepción de tres guardias de seguridad. En
la librería, bastante decente, salvo una vendedora no hay un alma. En el bar somos
los únicos clientes. La tiendita de souvenirs la tenés para ver solamente,
digamos, unas tasas con las figuras de Evita, Cristina y Néstor, Fidel y otros,
y zoquetes del mismo calibre. No hay quien atienda. Uno se pregunta si esto
sucede por baja de moral de la gente de este lugar o porque la parte comercial
del Centro se les importa un carajo.
Los anuncios del nuevo gobierno los van a dar mañana. No
tienen apuro. Los malos aprendieron bastante desde el penúltimo gobierno. No
hay que ser muy capo para concluir que el nuevo presidente es el gato
recargado.