17 - 01 - 23


Me despiertan ruidos de tormenta y terremotos a las tres de la mañana y no se deben a las medidas del nuevo presidente. Ocurre algo parecido a un huracán. Pido ayuda divina y me arrepiento al instante. No es justo, con todas las puteadas que le echo. Me cuesta dormirme de nuevo.

Me despierto recién a las nueve para justo escuchar la nota de Verbitsky de El Cohete a la Luna. ¿Para eso vine a la Argentina? Si al Perro lo puedo escuchar en cualquier lado. Estamos globalizados y lo mismo da hallarse donde sea. En mi caso a partir de mañana al mediodía convenientemente a resguardo de los embates y arremetidas del presidente argentino; fucking asshole.

Preparo la valija y llamo al remís del barrio que, espero, no sea el mismo conspiracionista del jueves pasado. Si es él, tendré que inventarme alguna historia.

A la tarde me informan desde Toronto que mi vuelo de regreso se ha cancelado. Puta madre. Salgo mañana, hopefully. Debe haber sido por el temporal.

Una buena: en la tele muestran que Román le ganó las elecciones en Boca al gato y al nuevo presidente de la Nación. Se los morfó a los dos, y al Poder Judicial. ¡Bravo, Román! 

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